VIGNEMALE
(3.298 m) DESDE BUJARUELO POR EL CORREDOR DE LA MOSKOWA 26-04-2014
La
idea era realizar una circular desde el refugio de Bujaruelo,
durmiendo en la cabaña del Cerbillonar, de donde ascenderíamos al
día siguiente por el corredor de la Moskowa hasta hacer cumbre en el
Vignemale, bajando por el glaciar de Ossoue para hacer noche por
segunda vez en el refugio de Bayssellance, o bien en el refugio de
Oulettes si las fuerzas nos acompañaban; para volvernos al día
siguiente por el famoso puerto de los Mulos hasta nuestro punto de
inicio de ruta.
Todo
esto saliendo desde Elche el sabado de madrugada, para regresar el
lunes por la tarde aprovechando que era festivo.
La
aproximación la comenzamos relajadamente a las 13h. del sabado
desde el refugio de Bujaruelo hasta la cabaña del Cerbillonar,
acompañados de una ligerísima lluvia, que hizo muy agradable la
etapa.
Nos
llevó poco más de dos horas y media nuestro primer objetivo, la
cabaña del Cerbillonar. Aquí dejamos parte de nuestra carga, justo
la que no nos sería imprescindible para la jornada siguiente.
Tras
una noche bastante movida por el aire y la lluvia incesante, nos
ponemos en marcha sobre las 7.30h para intentar ascender a la cumbre
del Vignemale por la dificultosa ruta del corredor de la Moskowa, con
equipación ligera para una invernal (crampones y piolet).
Comenzamos
algo tensos, sabiendo que nos esperaban altísimos paredones cargados
de nieve. Sintiéndonos observados y hasta casi evaluados por las
grandes cumbres de las cordilleras que nos rodeaban, a la vez que,
realmente afortunados por entender que podríamos retar a estos
gigantes tras todos los preparativos, tanto físicos como logísticos
realizados.
Iniciamos
la ascensión por el barranco de la Labaza por laderas bastante
accesibles hasta que, una vez encontrada la nieve esperada, la
pendiente aumenta y con ella la dificultad.
Nos
encontramos en la subida el estremecedor rastro de un gran alud, que
nos recordó la previsión anunciada para estos días sobre la zona y
donde decidimos colocarnos los crampones para facilitar la
progresión en el ascenso.
Iniciamos
el ascenso relevándonos en la apertura de huella, hasta
llegar a un auténtico pastel de nieve blanda, en el que tan sólo
con un generoso derroche de esfuerzo se conseguía ganarle palmo a
palmo altura a la exigente pendiente.
Una
vez que conseguimos llegar a la famosa chimenea de la Moskowa, la
superamos con gran facilidad, aunque una vez rebasada la sorpresa que
nos deparaba el camino era de quitar el hipo, aparecia ante nosotros
una cornisa de nieve de unos 8 metros “muy angulada”, con una
dificultad técnica algo superior a lo esperado. Sin pensarlo si
quiera la acometimos sin poder asegurarnos, puesto que no subimos
cuerda ni anclaje alguno. Aquí, en mí inexperta forma de pensar,
creo que no abría estado de más dicho material.
Cuando
alcanzamos el collado de Lady lister los cuerpos empienzan a
relajarse, al aparecer ante nosotros una infinidad de vistas
soberbias y maravillosas, que nos hicieron sentir un sinfin de
sensaciones...
Una
vez en el glaciar, dejamos las mochilas en él, para acometer la
corta ascensión que nos separaba de nuestro objetivo siguiente, la
emblemática cima del “Pique Longue” o “Vignemale”.
¡¡¡¡¡¡
Conseguido !!!!!!!
De
bajada a Baissellance aún íbamos a tener una sorpresa más al final
de la jornada; Se había acumulado tal cantidad de nieve en el
glaciar de Ossoue que para conseguir avanzar por él se requería de
un esfuerzo que terminó de minarnos nuestras ya mermadas fuerzas, de
forma que los escasos cien metros de ascensión hacia el refugio de
Bayssellance se nos hicieron un interminable peregrinar hacia algo
que parecía próximo e inalcanzable al mismo tiempo.
Una
vez en Bayssellance tomamos una merecida cena y terminamos en unas
camas que más que literas parecían suntuosos aposentos para
descansar en el mismo corazón del pirineo.
El
lunes sonaba el despertador a las 5;30h y todos nos levantamos con
renovadas fuerzas para afrontar la parte final de nuestra travesía.
Emprendimos la marcha sin que hubiera apenas amanecido, ya que
interesaba adelantar la hora de vuelta, que al día siguiente se
curraba.
En
poco menos de una hora, ya avistábamos el refugio de Oulettes y una
vez repostamos algo de agua en él, acometimos la subida al puerto de
los mulos, con nieve dura en todo el camino.
Proseguimos
sin parada alguna por las
largas medias laderas nevadas en un continuo sube y baja hasta
llegar a la abandonada cabaña del Cerbillonar.
Allí
recogimos los enseres dejados el día anterior y repusimos
fuerzas con un liviano almuerzo, para realizar el recorrido que nos
separaba del refugio de Bujaruelo, punto final de la ruta, al que
llegamos sin ninguna incidencia a las 13.30horas.
Para
terminar, comentar que no nos cruzamos con nadie en toda la ascensión
con quien compartir los impresionantes paisajes que nos rodeaban; y
de valorar, que en esta aventura haya salido todo bastante bien, si
pensamos en que las jornadas para realizarla eran justitas y la meteo
para esos días nada alagueña.
Hasta
la próxima.
¡¡Muy bien Antonio!!
ResponderEliminar"Peaso" descripción de la aventura con unas impresionantes fotos.
Guauuu!! Maaagiccc!! Fantastic!!
ResponderEliminarMuy bien Antonio, ya "tas estrenao", muy buena descripción de lo acontecido ;-)
Solo añadir, que a parte de lo espectacular del lugar, destacaría el hecho de haberlo compartido con tan buena gente (aunque no hayan podido venir todos los que quisieran), y poder tener este recuerdo para siempre.
Bueno, ahora a esperar el próximo reto.
Ara si! Molt be Antonio!
ResponderEliminarMuy buena crónica!!!!
David, totalmente de acuerdo contigo (aunque obvio por nuestras sinceras sonrisas); Es de resaltar que lo mejor del viaje fue, sin duda, "LA COMPAÑÍA"
ResponderEliminar